Toda obra de teatro tiene un prólogo, un origen, un pasado. La vida -tu vida- también lo tiene. Un prólogo siempre da pie a algo nuevo, nunca se retrocede después de leer uno. Tus acciones pasadas, las palabras que dijiste -y las que callaste-, las personas con las que te juntaste, las cosas que te hicieron reír y las que te hicieron llorar, las cosas de las que te arrepentiste y las cosas que volverías a hacer... todas son parte de tu prólogo. Cuando lean tu historia, este solo servirá como maestro. Lo que hace buena tu obra de teatro, tu vida, es el presente.
"Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá." (Harold MacMillan)
Hoy puedes hacer todo lo que no hiciste nunca y remediar todo lo que hiciste antes. Hoy puedes hablar o callar si lo deseas. Hoy puedes redactar tu nuevo prólogo para mañana.
El pasado le pasa la posta al presente pero no lo pierde de vista.
Por eso, toma al pasado como un padre y al futuro como un hijo. Y hoy aprende de tu pasado, actúa tu papel en el presente y léele un buen prólogo a tu futuro.
Majito, cuando escribes un nuevo post!!!
ResponderEliminarInsisto q bien y bonito escribes!!!!
ResponderEliminar